lunes, 9 de febrero de 2015

Kadena perpetua

Permanecí muy quieta, kallada y expectante.
Tú me miraste, quería sentirte.
Entonces tú te desnudaste lentamente sin parar de mirarme.
Nos fundimos en un apasionado beso el cual,
produjo millones de mariposillas que revolotearon por toda la habitación.
No nos dijimos nada, sólo sonreímos y entonces te volví a besar.
Las mariposillas se estremecieron y no nos kerían mirar.
Besos komo éstos son los ke mi alma anhela.
Al día siguiente, komo si nada, te levantaste, me miraste y sin decir ni una palabra,
marchaste.
Ése fué el ultimo día ke la vi.
Amores así son los ke me duelen porke no se kulminan,
kedan en el olvido de mi korazón
komo un puñal klavado sin maldad.
Presunta inocencia no kaer en la derrota de éste amor,
kondenado a kadena perpetua por mis sentimientos.


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