domingo, 8 de noviembre de 2015

La curva

Volaron como pájaros libres hacia un nuevo horizonte. Un horizonte lleno de preguntas, lleno de incertidumbre. El coche quedó atravesado en un árbol como si fuera el fruto más inverosímil de todo el bosque. Yacían cuatro jóvenes. Ni un ruido, ni una palabra en el aire. Sólo silencio. El silencio más largo de sus vidas. Sólo los pájaros entonaban su canción, hasta que sonó la radio del coche. Sonaba “Forever Young”. Maldita canción para todos, sobre todo para los familiares, los cuales aún se tenían que enterar de la terrible pérdida en sus vidas. Era un sábado más de tantos otros, aunque éste se convirtió en el terrible sábado para todos. En esa curva quedaron fuera de juego dos chicas y dos chicos, todavía muy inexpertos en sus caminos. Creyentes y con mucha fe de que sus vidas estaban llenas. Fue una tarde como otra más de tantas en casa de Javi. Abundaba el alcohol y todo tipo de drogas duras. Buffet libre para todos. Se metieron hasta reventar y perder toda noción de peligro. La vida parecía interminable, prodigiosa, mágica. Se saltaron a la torera la ley de: “si consumes no conduzcas” y lo pagaron con el precio más alto. Esa tarde estaba también Esther, la novia de Óscar. Ella no solía salir los sábados porque trabajaba. Ese día, sin embargo le dieron fiesta. Llevaban tres meses juntos. Para Esther era la primera vez. Javi conducía por la carretera como si fuera invencible, como un verdadero ganador. Nada ni nadie le podía parar. Se sentía poderoso con su Seat Ibiza, hasta que llegaron a esa curva infinita. Todos sintieron la adrenalina de ser invencibles, de la velocidad máxima de volar. Podían haberlo conseguido y fue allí cuando se les borró todo el camino. Su destino se precipitó en el vacío terrible de sus entrañas. De inmediato vino la policía forense, las ambulancias y con ellas la pequeña esperanza de luz. Luz apagada de inmediato por la llegada repentina de la oscuridad. Familias destrozadas por la inconciencia de sus hijos. Familias frustradas por no poder ya hacer nada. Vidas vacías llenas de dolor. Familias obligadas a enterrar a sus seres queridos sin quererlo. Triste final para quiénes acababan de empezar su historia. ---------------------------------------------------- “oye Javi, que estás en la luna de Valencia, tío. - le dijo Óscar dándole otra raya. Javi estaba pálido y rígido cuando Óscar le hizo aterrizar otra vez en la Tierra porque vio como por muy poco no trazó bien la curva. El coche derrapó y Javi redujo la velocidad. Cinco minutos más tarde se metió la raya.

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